29 abril 2013

El día internacional de los trabajadores y trabajadoras

El 1º de mayo representa para muchos trabajadores y trabajadoras una fecha en donde se hace posible el encuentro con nuestros compañeros de trabajo por fuera del sofocante ambiente de presiones y tareas que implica el hecho de trabajar bajo el mando de un patrón. Representa un día de descanso –para algunos-,  de alegría, y de, si nuestros bolsillos nos lo permiten en una situación de precios altos y salarios bajos, compartir con ellos un asado o un locro. 
Allí compartiremos anécdotas, risas y recuerdos quizás, de aquellos compañeros que ya no están. Será en cierto modo, también, un momento carnavalesco, porque no, en donde al menos por un pequeño instante de gloria,  la tortilla se de vuelta y nuestros patrones sean  evocados con las más delirantes historias y alusiones.
Pero el 1º de mayo es también un día de reivindicación de las luchas que históricamente los trabajadores venimos teniendo para mejorar y alcanzar condiciones dignas de trabajo y de vida para nosotros y nuestras familias. 
El día internacional del trabajador tiene su origen en la lucha histórica del movimiento obrero por reducir su jornada laboral. Esta se genero en todo el mundo a fines del siglo 19 cuando la duración legal de la jornada era de entre 12 y 18 hs. En 1884 la 1º Asociación Internacional de Trabajadores planteó reducir las horas de trabajo como condición necesaria para mejorar las condiciones de vida.

En 1884, parte del movimiento obrero internacional convocó a un paro de actividades para el 1º de Mayo, con abandono de los lugares de trabajo, en reclamo de la reducción de la jornada laboral. 

En Estados Unidos se sumaron a esta medida obreros y obreras de más de 4000 fábricas. Ante la masiva movilización obrera, se desató la represión desde las filas policiales, ocurriendo en Chicago la más violenta de todas. Intensas jornadas de represión policial y de enfrentamiento con los “carneros” enviados a romper las huelgas tuvieron un resultado trágico, cuatro obreros muertos. 

El día cuatro de mayo se organizó una nueva movilización de protesta y en repudio al accionar de las fuerzas represivas, en la que, luego de un confuso episodio, siete policías resultaron muertos por un artefacto explosivo arrojado por un desconocido. Como consecuencia de esto, y luego de montar una escena falsa, ocho trabajadores fueron injustamente detenidos y acusados de las muertes. 

“Curiosamente”, todos los detenidos eran parte clave, activa y dirigente en la difusión de las ideas de organización que se esparcían rápidamente entre los trabajadores de Chicago. Buscando disciplinar a un creciente y combativo movimiento obrero, la burguesía orquestó un juicio plagado de pruebas y testimonios fraudulentos, el cual culminó con la condena de los trabajadores. Nada pudo contra la firme decisión de imponer a los trabajadores un castigo ejemplar que corte de raíz las ansias de aflojar las pesadas cadenas que los vinculaban a una vida de esclavitud en sus trabajos.

La suerte de los obreros estaba echada, a pesar de no contar con pruebas suficientes para condenarlos, como testimonia las palabras de uno de los jurados: “Los colgaremos lo mismo. Son hombres demasiado sacrificados, demasiado inteligentes y demasiados peligrosos para nuestros privilegios”. Cuatro de ellos, August Spies, George Engel, Adolph Fischer y Albert Parsons fueron ejecutados el 11 de noviembre de 1887, Louis Lingg se suicidó en prisión, a dos se los condenó a prisión perpetua y a uno a 15 años de trabajos forzados. 

Como triste testimonio de aquellos momentos, y a modo de ejemplo, nos queda el recuerdo de la dignidad de estos trabajadores a través del discurso de uno de ellos durante el juicio: “En qué consiste mi crimen? En que he trabajado por el establecimiento de un sistema social donde sea imposible que mientras unos amontonan millones otros caen en la degradación y la miseria. Así como el agua y el aire son libres para todos, así la tierra y las invenciones de los hombres de ciencia deben ser utilizadas en beneficio de todos. Vuestras leyes están en oposición con las de la naturaleza y mediante ellas robáis a las masas el derecho a la vida, a la libertad y al bienestar…”(George Engel)

Desde aquellos momentos de intenso dolor y heroísmo, pasando por las manifestaciones de 1890 en donde se institucionalizó el 1º de mayo como jornada de lucha internacional, y a través de miles y miles de luchas e historias de conquistas y retrocesos de la clase obrera mundial, es que llega hasta nosotros el recuerdo de los llamados Mártires de Chicago, denominación dada para aquellos cuyos ejemplos viven en nuestra lucha de quienes hoy nos organizamos para terminar con ese pequeño y sangriento cuadro en la historia de la humanidad que resulta la explotación de unos hombres por otros hombres organizados en el sistema capitalista.

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